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El Mercado no es sabio ni nunca lo será

Douglas C. North Structure and Change in Economic History, Amazon ISBN-13: 978-0393952414

Douglas C. North, Estructura y cambio en la historia económica, Alianza, 1984


Reseña comentada por Ramsés Ancira

Es la gran patraña de los gobiernos liberales y de los periodistas orgánicos a su servicio. No, no es cierto, el mercado no es sabio, ni puede autorregularse. La economía necesita de las instituciones y hay variables que se deben tomar en cuenta, quizá la más importante es que la utilidad privada debe estar más o menos cercana a la utilidad colectiva. Cuando esto no ocurre así, sobre todo en las sociedades agrícolas, crece la violencia. Si alguien produce limones y tiene éxito y genera la tecnología para generar más limones y tiene más éxito, la consecuencia principal puede no ser el abaratamiento de los limones, como diría la teoría clásica, sino el surgimiento de grupos criminales para extorsionar a los agroindustriales, como lo mostró al inicio del Siglo XXI  en México, la realidad michoacana.


Ni el título en inglés, ni su literal traducción al español, parecerían  ser muy atractivos para los apasionados de la historia, pero tal vez podamos animar a potenciales lectores si informamos Estructura y cambio en la Historia Económica le valio a su autor, Douglas C. North,  el Premio Nobel de Economía 1993.

Para amarrar navajas ideológicas y hacerlo más apasionante, digamos también que North utiliza las matemáticas para darnos conocimientos históricos, y agreguemos que explica por qué los economistas son  unos fracasados crónicos al fallar en sus expectativas de crecimiento, las cuales tienen que ajustar cinco veces al año, hasta que por allá por noviembre de cada ciclo se ajustan al resultado final.

Dejen que el mercado actúe, el mercado es sabio, repiten mañana, tarde y noche los economistas neoliberales, aquellos del dejar hacer, dejar pasar. Aseguran que cuando el Estado deja de intervenir, el dolar deja de subir y las economías emergentes no padecen de inflación, acabando por ajustarse (jajaja, pregúntenle a los que votaron por Macri)

Para esos economistas hay una oferta de determinadas dimensiones, y un consumo, también mensurable. Dónde se cruzan las líneas de oferta y demanda, está colocado el mercado y como el mercado es sabio, concluyen, siempre habrá para todos comida, vivienda digna y capacidad de ahorro y de satisfactores.

En ese modelo, hay también un mercado de trabajo perfecto. En éste, el tiempo es una unidad incuestionable. Si dedicamos más tiempo al trabajo, cambiaremos la holganza por dinero y el dinero por satisfactores. Quizá haya un pequeño problema, cuando acumulemos esos satisfactores no tendremos tiempo para emplearlos; pero, qué importa, si así apoyamos la teoría clásica de que el mercado es sabio e incuestionable.

Esa es la introducción ¿pero que dice North?

Establece que la economía está basada desde siempre y en todas las sociedades, en las carencias.

Desnudos nacemos, desnudos nos hallamos y para cubrirnos necesitamos producir (eso no lo dice North, pero es un punto para subrayar lo que sí dice)

La naturaleza humana, según los economistas, nos obliga a tener más bienes y más servicios. Para adquirirlos trabajamos y luego buscamos la tecnología y las oportunidades  que hagan rendir mejor nuestros recursos.

Aquí se presenta el primer problema que hace fracasar a los economistas. Si trabajamos para pagarle a un maestro que nos de clases de música, en medio produciremos un bien o servicio. ¿Pero que pasa si ese tiempo lo destinamos a buscar clases en línea? Nos autosatisfacemos, dejamos entre tanto de emplear esas horas en trabajar y por lo tanto no contribuiremos a elevar el Producto Interno Bruto, no pagaremos las lecciones y no le entregaremos al Gobierno el Impuesto sobre la Renta que le iba a cobrar a ese maestro por su trabajo.
Pero ese tiempo que emplearemos en aprender, tal vez no lo empleemos para ir a votar, o para participar en una manifestación a favor de  que el gobierno castigue a los que sacan el dinero a Paraísos Fiscales.

Tal vez otros sí se manifiesten y consigan que el dinero vuelva al país, esto mejorará la economía no solo de los manifestantes, sino de los que North llama "los gorrones".

Volveremos a esto más adelante.

Por lo pronto "el crecimiento de la producción total y de la producción per cápita quedará determinado por la proporción de ingreso ahorrado (e invertido) y por la tasa de crecimiento de la población. Si la proporción de ingreso ahorrado genera un crecimiento de la población, entonces el crecimiento de la renta per capita será cero. Por otro lado, una tasa de ahorro mayor que el crecimiento de la población producirá una tasa positiva de crecimiento de la renta per cápita".

El párrafo entrecomillado define lo que en teoría es el modelo de los economistas. En apariencia no hay objeción ni se le puede cuestionar. Si el ahorro crece igual que la población, la renta queda igual, si hay más ahorro y menos gente, la renta sube.


El caso Malthus

El problema es que si tomamos un periodo largo de estudio nos encontramos con que en apariencia la población crece en mucho mayor medida que los recursos naturales para producir. Malthus, digámoslo de paso, porque frecuentemente nos lo vamos a encontrar en textos y artículos relacionados con la economía, fue un clérigo anglicano que vivió en Inglaterra entre 1766 y 1834, quien propuso que salvo excepciones la población se duplicaba cada 25 años en progresión geométrica (a la x potencia, 2 x 2 x 2 por ejemplo) mientras que los alimentos solo aumentaban en progresión aritmética (multiplicados por dos, tres, etc)

En la teoría malthusiana llegará el momento en que la población no tenga con que alimentarse.

Como a todo se acostumbra el ser humano, menos a no comer, si Malthus tiene razón acabaríamos comiéndonos los unos a los otros

Afortunadamente otra economista citada por el Premio Nobel, la danesa Esther Beserup tiene una teoria más positiva, dice North: "ha concluído que el crecimiento de la población estimula el cambio tecnológico (y por ello genera una expansión de los recursos) Encontramos sin embargo un punto de vista diferente en los estudios modernos sobre las tribus primitivas, que parecen demostrar una población homeostática. En el caso de los bosquimanos del desierto de Kalahari, se demostró que solo dedicaban cuatro o cinco horas a obtener el suministro de los alimentos y que los niños que sobrevivían estaban bastante espaciados en el tiempo para impedir un crecimiento significativo de la población".

En el libro de North se brindan las siguientes estimaciones de crecimiento poblacional: ..."al final del pleistosceno (...) la tasa de crecimiento anual en el periodo de uno a dos millones de años pudo haber sido de 0, 0007 ó 0,0015 por 100. Después del establecimiento de la Agricultura, la tasa de crecimiento parece haberse acelerado a un 0,36 por cien, hasta que la población alcanzó los 300 millones en el primer año de la era cristiana. Desde entonces hasta 1750, la tasa de crecimiento pudo haber sido de 0,056 por cien en la primera mitad del siglo XX, y 1,7 por 100 desde 1950, generando la actual población de cuatro mil millones."

Siguiendo la metodología de North, buscamos los datos de la población mundial al 7 de abril de 2016 y encontramos que asciende a 7 mil 349 millones de habitantes, que comparados con los 4 mil millones que se estimaban en 1950, habrían crecido en 54.45 por ciento, lo que arroja un promedio de 0.82 por ciento. 

Hacemos notar que en la transcripción del texto de North se usa la coma (,) para separar los decimales, mientras que nosotros empleamos el punto (.) como se usa en México.

Llegaron los gorrones

El título de la canción de Salvador Flores nos viene muy a modo para explicar lo que dice North en las primeras páginas de su libro. Así como hay ganancias individuales, hay otras sociales. Pone como ejemplo a la Asociación Médica Americana o a los sindicatos. Si sus integrantes perciben que obtendrán un beneficio económico se agruparan por esa causa. Habrá médicos o trabajadores que no se sumen, pero igual obtendrán mejores utilidades. Estos serán los gorrones.

En un concepto más amplio, estos beneficios serán traducidos, por ejemplo, en un aumento de los ingresos per cápita para esos médicos o trabajadores. Lo que los economistas no saben y por lo tanto sus  pronósticos fallarán siempre, es lo que la naturaleza humana y sus instituciones aportarán como variables.

Por eso, según North hay que considerar al menos tres aspectos que van a variar los indicadores: 

  • Los derechos de propiedad, -pues en la medida en que se respeten, los productores de bienes o servicios se verán incentivados-
  • Una Teoría del Estado -para hacer respetar los derechos de propiedad legítimos de los particulares.
  • Y una teoría de la percepción.

Sobre esta última podríamos ejemplificar. No importa que tanto nos digan que el aire está contaminado, si nosotros creemos estar respirando en un ambiente relativamente limpio. La percepción es más importante que la realidad.

Cuando North escribió su libro, en México no existían organizaciones criminales que hubieran sustituido, al menos regionamente al Estado, aunque hubiera muchos caciques, ligados generalmente al PRI, que alteraban las condiciones del mercado con especulación y acaparamiento. (Recomendable para entender el punto la película Rosauro Castro)

Sí existian marcadas diferencias entre las ganancias de individuos determinados y conjuntos poblacionales, pero no había tal organización del crimen como para cobrar, al menos en México, las cuotas sobre productos y servicios que aumentaran los precios del mercado.

También se incrementan por los gastos que en materia de seguridad tienen que hacer los industriales. O o los autoservicios, aunque seguramente estos gastan más en proteger sus instalaciones, que el valor que puede representar sustraer un litro de leche, como ocurre en el robo hormiga.

Y el Estado gastará más en mantener en prisión a estos sustractores de alimentos, que si se les dejara ir a seguir buscando trabajo para alimentar a sus hijos. O mejor aún, garantizándoles un salario mínimo que les haga más atractivo el trabajo que el robo.

North dice que la teoría de las instituciones aplica para todos los tipos de gobierno, y cita concretamente  a Estados Unidos y Rusia. En cualquier país y en cualquier epoca, el ser humano busca mejores condiciones de vida a través de más satisfactores. La calidad de vida consiste en tener más trabajando menos. Eso se puede obtener a través de un correcto manejo del Estado.

Los comentarios a North que aquí hacemos, van desde la perspectiva de un mexicano y es así que clarificamos nuestra conclusión.

La economía clásica, en la que se basan muchos de los funcionarios egresados del ITAM. y universidades  norteamericanas donde parece que no se valora la historia, creen  que más trabajo es más producción y por ende más mercado.

Por eso eso un mito que el mercado sea sabio y pueda autorregularse. Nunca lo será.



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