Por Ramsés Ancira
José Ramón Cruz Mundet, Historia de la Archivística, en Manual de Archivística, Madrid,
Fundación Germán Ruiz Pérez: Pirámide 1994
A pesar
de que los archivos son anteriores a la era cristiana, la ciencia de la
archivística es muy nueva, según nos informa Cruz Mundet en la obra citada.
¿Qué tan antiguos son los archivos? Tanto como
la escritura. Cuatro mil años antes de Cristo ¿Y la archivística? El autor
propone como punto de partida el año de 1898, dos años antes del inicio del
Siglo XX, con la publicación del libro Manual para la
clasificación y descripción de los archivos,
editado en Holanda.
Aunque
podrían parecerse, el profesional del manejo de archivos, tiene normas
distintas a la que podría emplear un bibliotecario o un librero, dice Cruz
Mundet, basándose en el trabajo de M. Duchein: El respeto de los fondos en archivística: principios teóricos y problemas
prácticos, incluido en el libro La Administración Moderna de Archivos y la Gestión de Documentos,
París: Unesco.1985. P 69.
La forma
de clasificar archivos son los fondos, y precisa Mundet que estos son : todos los documentos que provienen de un
cuerpo, de una familia, o de un individuo (arreglados) con sujeción a un orden determinado.
Los
fondos deberán clasificarse según su procedencia. Como ejemplo pone que cuando
el reinado de Francia dejó de tener dominio sobre el reinado de Navarra, se
entregaran al nuevo monarca sólo los documentos que estuvieran relacionados con
esa región. Esto ocurrió alrededor del 1328, con lo que se constituyó el que
pasó a la historia como Archivo de Simancas. Nuevas formas para disponer su
arreglo serían ordenadas por Felipe II en 1588.
Otro
archivo fundamental para armar la historia es el de Indias, que se separó en
1791, de acuerdo al orden de procedencia.
Cita Cruz
Mundet a RH Bautier y el libro L’
Histore et ses Methodes. Paris,
Gallimard, para dividir la historia archivística en cuatro periodos:
1.
La época de los archivos de palacios,
que correspondería a la antigüedad
2.
La época de los cartularios
son las cartas clasificadas entre el Siglo XII y el XVI, correspondiente según
algunos autores a la Edad Media.
3.
Arsenales de la Autoridad: Desde el XVI al XIX
4.
Y los
archivos ya como instrumento para el estudio de la Historia, a partir del Siglo XX
Fragmento del mural sobre la conquista de Diego Rivera |
El uso de los documentos personales es una de las mejores formas que tiene
la Historia para construirse a través de microhistorias, como aquellas de las que dan cuenta las cartas de méritos y servicios, reunidas en archivos judiciales, en los que los conquistadores piden al rey de
España que les otorgue títulos nobiliarios (escudos de armas) o mercedes reales, en recompensa al trabajo y
al dinero que tuvieron que aportar para la empresa conquistadora.
De los conquistadores de Tenochtitlán se supone que aproximadamente un 60
por ciento fallecieron durante las expediciones o batallas. Del 40 por ciento
restante podemos saber que sobrevivieron precisamente por estas cartas en las
que demandan recompensas al Rey.
Un estudio comparativo de los Archivos
de Indias y otros que se encuentran en el Archivo General de la Nación
permitió al francés Bernard Grumberg, de la Universidad de Reims, una
investigación prosopográfica que dio como resultado El Universo de los Conquistadores (Biblioteca Jurídica
Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (www.bibliojuridica.org). Traducción
del francés de Norma Angélica Castilla Palma.
Basado en documentos escritos entre 1524 y 1677, Grumberg pudo establecer
que la mayoría de los expedicionarios
tenían entre 20 y 35 años. Que sumaban más o menos 2, 100 personas. Que antes de convertirse en conquistadores, aproximadamente
un tercio, eran marinos, otro tercio comerciantes o artesanos y 12 por ciento
letrados (notarios y escribanos).
El 0.95% de los conquistadores, equivalente a 20 personas, eran mujeres, lo
que es un dato muy poco conocido. Grumberg apunta que se auto nombraban
conquistadores, siguiendo una costumbre de tres siglos antes, cuando
recuperaron Valencia de los moros.
El trabajo de Grumberg proviene de los fondos Inquisición, Mercedes, Tierras y Hospital de Jesús. Es un extraordinario trabajo de síntesis basado
en sus investigaciones en el archivo del Hospital
de Jesús (Dónde por cierto está enterrado Hernán Cortés) del Archivo General de la Nación; de las Actas de Cabildo del Archivo Histórico de
la Ciudad de México y los Protocolos de Notarías del Archivo General
de Notarías.
Sólo para tener idea del valor de estos archivos, podría mencionarse que la
mayoría de los conquistadores parecen provenir de Andalucía (Aproximadamente 33
por ciento) León (17 por ciento) y Castilla (12 por ciento) por mencionar a los
grupos más notables, pero también podemos saber de la participación de
genoveses, castellanos, griegos y uno que venía de Flandes.
Así mismo se establece en un 28 por ciento, la participación de jóvenes
menores de 20 años, la mayoría de los cuales se embarcaron como grumetes o eran
pajes de algún Hidalgo, los cuales aportaban los caballos que se emplearon en
la Conquista.
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