Muro Orejón, Antonio. Las leyes nuevas 1542-1543, Escuela de Estudios Hispanoamericanos de la Universidad de Sevilla, 1945
Que me disculpe el lector si atraigo su atención con este título tan provocador. Sirva de disculpa que aunque los historiadores tratemos de ser objetivos, no hay nada más difícil que luchar contra un prejuicio o contra una ideología.
Los españoles anteriores a los procesos de la independencia, son, para muchos, avaros, sanguinarios, abusivos e insoportables. No hay medias tintas, ni escala de grises. Decir entonces que la Corona se dió cuenta e hizo lo posible porque se considerara a los indios por encima de los esclavos negros, no permitiera que se les obligara a trabajar si no querían, y mucho menos pudieran heredarlos, no serían razones suficientes para que muchos lectores del Siglo XX reconsideraran sus odios.
No recuerdo quuien lo dijo, pero lo dijo muy bien, que no hay nada más difícil de combatir que un prejuicio.
Lo cierto es que no aplica ofenderse si llamamos indios a los naturales de América, si queremos facilitar la comprensión de documentos históricos que nos antecedieron a lo políticamente correcto.
Y también es cierto que aún los que no conciban a los españoles como monstruos sanguinarios; a la luz de lo que ocurrió en la historia, cuánto más disfrutaríamos la herencia de nuestros antepasados indígenas norteamericanos, si alguien se hubiese ocupado de ellos tan bien o tan mal como lo hicieron en la corona española con quienes consideraban sus vasallos.
La tolerancia nos podría permitir contrarrestar argumentos tan delesnables como los de Donald Trump. Ignorante como conviene a todos los sátrapas, seguramente no sabe que toda la California fue ganada jurídicamente en cortes por un mexicano, pero que se perdió precisamente porque le cobraron sus tierras en pago a los costos del juicio.
La traducción y notas al documento Las Leyes Nuevas marca pues una diferencia notable a la concepción que sobre los indios se tenía en la Corona de España, en relación a la de los colonizadores europeos, notoriamente franceses y británicos, que dieron cuenta de los naturales de lo que hoy es gran parte de norteamérica. Ha tenido que llegar un Gonzáles Iñarriitu para darles voz en El Renacido.
Una voz aunque sea para advertir que el indio no tiene voz, como se hace ver con el personaje de Leonardo Di Caprio, al pedirle a su hijo que se calle, que no se haga notar, si quiere sobrevivir.
Del texto interpretado del documento paligráfico, queremos tomar estos párrafos para animar al lector a consultar el original.
yten (también) teniendo como tenemos a los naturales de las dichas nuestras yndias yslas y tierra firme del mar océano, por nuestros vasallos libres, como lo son destos nuestros reynos, ansi nos tenemos por obligados a mandar que sean bien tratados como vasallos nuestros y personas libres como lo son ansi por las nuestras justicias, factores y oficiales, que en nuestro nombre cobraren los tributos de ellos y otras cualquier personas que los tuvieran encomendados, como por todos los otros nuestros súbditos y naturales que a las dichas nuestras yndias han ido como los fueran y que no les hagan mal ni daño en sus personas ni bienes les tomen.
En esas leyes nuevas se establece también que a la muerte del conquistador, los encomendados dejan de ser su posesión, de manera que los impuestos que genere su trabajo ya no serán para la familia, sino para la corona.
Por otra parte se establece que el encomendero debe vivir en la misma provincia donde habitan los indios y no en otra, so pena de perder la encomienda:
Porque algunos que tienen indios en la provincia de Nueva Galicia y en la Provincia del Pánuco (hoy Estado de Veracruz- Llave) y otros se vienen a vivir a Mexico y otros pueblos de las dichas provincias ordenamos y mandamos que de aquí en adelante cualquiera que tuviera yndios encomendados en una provincia rresida en ella y que si se absentare sin expresa licencia nuestra o de nuestro virrey y audiencias les sean quitads todos los yndios que asi tuvieren en la provincia donde se absentaren y se pongan en nuestra corona real (página 832 de la obra citada)
Y en este sentido es muy importante establecer que lo que se exigía a los naturales era un tributo, un porcentaje de sus ganancias que además, lo establece claramente el documento, debe ser menor al que ya pagaban cuando estaban sometidos por otros imperios, como el azteca o el inca.
Los pueblos naturales de las islas que no pagaban tributo a los pueblos originarios, también están excentos de hacerlo a la corona. Así lo dice textual el libro citado en su página 827: Es nuestra voluntad y mandamos que los yndios que al presente son vibos en las yslas de San Juan, y cuba y la española, por agora y el tiempo que fuere no sean molestados con tributos ni otros servicios reales, ni personales, ni mistos (...) para que mejor puedan multiplicar y ser instruídos en las cosas de nuestra santa fé católica. -La ortografía original se respeta tanto como se considera nacesario para que no afecta la comprensión del lector contemporáneo- .
Vale anotar que en las islas el resultado de la conquista fue el casi total exterminio de los indígenas, con lo que se explica que más que extinción se buscaba su regeneración. El rey Carlos V expresamente ordena "que los dejen holgar" para que se recupere la especie.
Si ahora comparamos a Donald Trump con un encomendero resultaría mucho peor que los españoles del Siglo XVI, pues este quiere que se construyan las bardas con mano de obra latina y a costa del erario de México.
Pero quienes serían los que le estén dando la encomienda a Trump, pues la respuesta es sencilla, los que votan por él. La gente más ignorante y fascista de los Estados Unidos
Vamos a acercarnos cuatro siglos en la historia. Para que un contrato sea válido, se requiere la voluntad libre de las partes.
El tratado Guadalupe-Hidalgo con el que México le cedió casi dos millones de kilómetros cuadrados a Estados Unidos es un tratado inválido, simplemente porque había un territorio militarmente ocupado ¿está claro que no había libre voluntad de la parte mexicana para cederlo?.
Si Donald Trump llega a la presidencia de Estados Unidos, no sólo se afectará a seis millones de estadounidenses cuyo empleo depende directamente del comercio con México, segun el vicepresidente Joseph Biden. También nos dará el pretexto ideal para que México reclame los territorios perdidos en 1847 pues en esta materia el derecho internacional no prescribe.
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