Para la importantísima expedición se necesitaba un buen barco, El Beagle, un comandante, Robert Fitz Roy, un científico el joven Charles Darwin y un dibujante a bordo Conrad Martens.
En 1831 y durante 5 años más, el equipo de exploradores del moderno navío se la paso por la Patagonia indagando sobre todo lo que veían, cruzando cuanto río se les aparecía, midiendo mares, fondeando puertos, rodeando islas, subiendo y bajando montañas, haciendo mapas, registrando cuantas piedras, animales y plantas que se les atravesaban, y mientas tanto, el pintor de abordo no soltaba sus pinceles y llenaba de obra el navío.
Entre otros muchos lugares, la tierra del fuego, sus peculiaridades y bellezas, se conocieron en el viejo mundo gracias a las imágenes hechas a mano por artistas como Conrad.
Pero ...¿Por qué no mejor incluir fotógrafos en el equipo de estos viajes tan importantes ?
Sucedía que aunque el francés Joseph Nicéphore Niépce ya había, desde el balcón de su despacho, logrado tomar la primera fotografía de la historia en 1827, la imagen para fijarse, ¡había tardado 8 horas!
Fue Louis Daguerre, quién después de años de mejoras, logró adecuar las sales de plata obscurecibles a la luz, el uso de los vapores de iodo, las superficies donde se colocaban las substancias, en fin y en pocas palabras, entre varias otras cuestiones más, perfeccionó la técnica.
La presentación formal del revolucionario invento, denominado Daguerrotipo, fue en París por la Academia de Ciencias de Francia, claro, con gran bombo y platillo en 1839, para entonces la expedición del Beagle ya había concluido.
Pero hay varias razones para que la pintura siguiera siendo por muchas décadas el mejor y más fiel método de registro de los naturalistas y arqueólogos.
Observen la profundidad, el color y detalle de la pintura de Martens, esa calidad la fotografía tardó mucho tiempo en lograrla, y aunque las pinturas detallistas dependían de la buena mano del artista, siempre se podían reclutar a los que trabajaran con precisión.
Por muchos años los tiempos de exposición para obtener fotografías con los químicos utilizados, su manejo, y la cuestión de las mecánicas de operación de los primeros equipos fotográficos, aletargo el uso de la fotografía en las expediciones científicas.
Así que los artistas del pincel pudieron seguir trabajando al lado de los exploradores del mundo por muchos años más.
La magnífica obra que hoy les comparto, es una acuarela que Conrad Martens (1801 – 1878) pintó en la Tierra del Fuego, aquí se aprecia con fidelidad, el momento en que los sorprendidos nativos reciben al HMS Beagle.
Esta es solo una de las muchas imágenes con las que Conrad impresionó al mundo, son muy bellas sus interpretaciones plasmadas en cantidad de lienzos, el, dejo para la posteridad, un gran relato gráfico de una de las experiencias más trascendentes en la historia de la ciencia.
JB Tlalpan CDMX
17 marzo del 2017.
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