Cuando estaba en la secundaria recuerdo con agrado esa emoción que sentía al adquirir un disco nuevo, y cómo mientras lo oía, podía leer las letras, descifrar los significados de las ilustraciones, analizar las fotos, conocer las historias que se adjuntaban, descubrir cosas nuevas de los artistas, en fin, tener algo en las manos mientras escuchaba con atención las nuevas aportaciones musicales.
En realidad aquellos paquetes eran algo más que sólo música, se parecían a eso que a hoy llaman arte/objeto.
Pero en los 80 llegó la compactación del CD y con ella también se achicó la creatividad.
¿Y qué decir ante "lo de ahora," ? ya no se puede gozar de aquella fascinación del disco en las manos pues hoy contamos con la inmediatez del clic que te trae del ciberespacio la canción que quieras.
En los años 30, los primeros discos no tenían portadas, se vendían en bolsas de papel a las que si acaso cada tienda le ponía su propia marca, en 1940 el diseñador Alex Steinweiss, logró convencer a la Columbia Records para hacer un experimento, en uno de sus productos anexarían en su interior unos textos sobre el artista y en el exterior imprimirían algún diseño, ello fue todo un éxito, y a partir de entonces comenzó la competencia de las portadas para vender más y más.
En los años 30, los primeros discos no tenían portadas, se vendían en bolsas de papel a las que si acaso cada tienda le ponía su propia marca, en 1940 el diseñador Alex Steinweiss, logró convencer a la Columbia Records para hacer un experimento, en uno de sus productos anexarían en su interior unos textos sobre el artista y en el exterior imprimirían algún diseño, ello fue todo un éxito, y a partir de entonces comenzó la competencia de las portadas para vender más y más.
Hoy las grandes ideas plasmadas en ese cuadrado espacio se han convertido en recordables emblemas de toda una época, solo cierren los ojos y piensen en aquel entierro del Sargento Pimienta en donde hasta un mexicano árbol de la vida aparece por ahí.
Pero, sorpresivamente está surgiendo una tendencia para buscar lo viejo, me refiero a eso que le llaman Vintage (cosecha), un término asociado a lo que no siendo tan antiguo, comienza a ser revalorizado y ello está sucediendo también con los discos LP.
En el 2014 se vendieron 9 millones de nuevas ediciones de nuestros preciados vinilos, esos que giraban a 33 revoluciones por minuto y pienso que este reencuentro con las cosas, se debe en parte al papel que jugó el diseño en las portadas.
Hubo un personaje norteamericano que fue clave para desarrollar todo aquello que llamaron arte pop, me refiero al cineasta Andrew Warhola, (1928/1987) más conocido como Andy Warhol, controvertido personaje que no solo cambio la manera de hacer publicidad sino que también se convirtió en un artista plástico muy propositivo.
Hoy en un celular se pueden bajar aplicaciones que emulan el trabajo de aquellos diseñadores de los 60 y con el solo pulsar de los dedos se puede transformar una fotografía en imágenes que se parecerán mucho a lo que con su ingenio Warhol imaginó.
En 1962 tomo una lata de sopa Campbell, la repitió 32 veces y la convirtió de arte, luego en 1967 inventa el escándalo gráfico cuando a su apadrinada banda Velvet Underground and Nico, para su portada, le coloca un plátano que se pueda "pelar suavemente", y obvio, al abrirlo aparecía la sugestiva fruta pero con un provocador color carne, las pocas copias que de aquel disco se lograron vender, hoy valen una fortuna.
En la imagen que les comparto están 4 de los trabajos del Warhol discográfico.
La provocadora bragueta de los Rolling Stones, La última portada qué hizo poco antes de morir para Aretha Franklin, la de Debbie Harry, vocalista de Blondie y el célebre plátano que tanto le encantaba del disco del Velvet Underground.
Andy en lo que a portadas se refiere fue muy prolífico, por ahí se puede buscar la que le hizo ni más ni menos que para el músico mexicano Carlos Chávez en 1949, la de George Gershwin, Thelonious Monk, y hasta una para Miguel Bosé.
Creo que las irreverencias de Warhol en algo ayudaron para que, a su manera, poco a poco fuera cambiando el tradicional conservadurismo de los Estados Unidos.
Moverse con la publicidad al lado en el mundo de la bohemia, la burguesía aristocrática, el submundo de la drogadicción, el ambiente de los homosexuales entonces considerado como algo "escandaloso", el exclusivo espacio de los grandes artistas, le permitió al provocador Warhol sacudir a esa sociedad, mostrarle de golpe algunas otras maneras de vivir, y quizá, con ello, ayudarle a sacar del closet algunas de sus muchas y añejas intolerancias.
Mientras tanto, del otro lado del océano estaba haciendo lo suyo otro gran diseñador Richard Hamilton, célebre por su "ilustración de la nada" en el revolucionario disco blanco de los Beatles, su minimalismo exagerado del no color, vino a golpear los típicos y coloridos diseños del contracultural, libertario y pacifista mundo hippie de los años 60.
Para terminar les propongo reflexionar desde este 2017 lo que entonces Hamilton profetizó respecto al arte nuevo: " será, concebido para las masas; efímero, con soluciones a corto plazo, prescindible, fácilmente olvidable; de bajo costo, producido en masa; joven, dirigido a la juventud; ingenioso; sexy; efectista; glamoroso… un gran negocio"
JB Tlalpan CDMX
19 marzo del 2017.
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