Denise Schmandt-Besserat.
Licencia: © Denise Schmandt-Besserat.
(Los orígenes de la escritura / editado por Wayne M. Senner. 1991. pp. 34-46)
Antes de la invención de la escritura sumeria -el sistema de escritura más antiguo- a fines del cuarto milenio a. C en el Oriente medio se practicaba la contabilidad por medio de pequeñas cuentas.
Con esas palabras da inicio el trabajo de Denise Schmandt-Besserat, quien nos da cuenta de cómo se empezaron a llevar las cuentas, con piedras talladas en forma de triángulo, esfera, ovoide, romboide o parábola. Luego se perforaron para ir formando colecciones ensartadas y más tarde se les punzó con rayas o puntos para representar cantidades más complejas.
Las cuentas simples se agrupaban en frascos, mientras que las complejas, como los ahora llamados rosarios, ya se engarzan en hilos.
La contabilidad inicia en forma paralela a la transformación de las sociedades de cazadores y recolectores, en agricultores.
Pensaríamos que las cuentas también podrían haber sido utilizadas por incipientes ganaderos para llevar una relación de los animales de pastoreo, pero la autora es enfática en que no hay prueba de ello, lo que se sabe con certeza es que están directamente relacionadas con la contabilidad de cereales.
Alguna diferencia destacada entre las cuentas simples y las complejas, es que las primeras se utilizaban en el campo, y las segundas en las ciudades en formación.
La historiadora de origen francés nos informa que las piedras más antiguas encontradas para llevar las cuentas, tendrán unos 10 mil años de antigüedad, esto equivale a seis mil años antes de las primeras letras, conocidas estas por estar impresas en tablillas de barro que se descubrieron por primera vez a finales del siglo XIX.
Lo que sí es contemporáneo a la escritura son las cuentas complejas, que a su vez son datadas por las mismas fechas de los edificios decorados con arcilla rojiza.
Las cuentas complejas también están relacionadas con el cobro de impuestos, ya que de la misma época se conservan pinturas donde se ve como se golpea a personas que son probables evasores fiscales.
Las cuentas simples, que podían ser simples piedras, aparecen por todas partes, mientras que las complejas, que pueden ser obsidianas están en menos sitios, probablemente ciudades en las que se desarrollaban talleres, entendidos estos como lugares de producción. ¿De qué? Tal vez pan o cerveza.
Al principio una piedra a la que se hacían dos incisiones, correspondía al número dos, si eran tres al tres y así sucesivamente, pero posteriormente apareció un símbolo redondo seguido del dibujo de una jarra, esto indicaba 10 jarras; dos símbolos redondos y una jarra, el número indicativo de 20 jarras; tres círculos redondos, 30 jarras y así sucesivamente dependiendo de lo que se quisiera contar.
Con esas palabras da inicio el trabajo de Denise Schmandt-Besserat, quien nos da cuenta de cómo se empezaron a llevar las cuentas, con piedras talladas en forma de triángulo, esfera, ovoide, romboide o parábola. Luego se perforaron para ir formando colecciones ensartadas y más tarde se les punzó con rayas o puntos para representar cantidades más complejas.
Las cuentas simples se agrupaban en frascos, mientras que las complejas, como los ahora llamados rosarios, ya se engarzan en hilos.
La contabilidad inicia en forma paralela a la transformación de las sociedades de cazadores y recolectores, en agricultores.
Pensaríamos que las cuentas también podrían haber sido utilizadas por incipientes ganaderos para llevar una relación de los animales de pastoreo, pero la autora es enfática en que no hay prueba de ello, lo que se sabe con certeza es que están directamente relacionadas con la contabilidad de cereales.
Alguna diferencia destacada entre las cuentas simples y las complejas, es que las primeras se utilizaban en el campo, y las segundas en las ciudades en formación.
La historiadora de origen francés nos informa que las piedras más antiguas encontradas para llevar las cuentas, tendrán unos 10 mil años de antigüedad, esto equivale a seis mil años antes de las primeras letras, conocidas estas por estar impresas en tablillas de barro que se descubrieron por primera vez a finales del siglo XIX.
Lo que sí es contemporáneo a la escritura son las cuentas complejas, que a su vez son datadas por las mismas fechas de los edificios decorados con arcilla rojiza.
Las cuentas complejas también están relacionadas con el cobro de impuestos, ya que de la misma época se conservan pinturas donde se ve como se golpea a personas que son probables evasores fiscales.
Pierre Amiet Los glifos mesopotámicos arcaicos, París, Centre National de la Recherche Sientifique, 1980 |
Al principio una piedra a la que se hacían dos incisiones, correspondía al número dos, si eran tres al tres y así sucesivamente, pero posteriormente apareció un símbolo redondo seguido del dibujo de una jarra, esto indicaba 10 jarras; dos símbolos redondos y una jarra, el número indicativo de 20 jarras; tres círculos redondos, 30 jarras y así sucesivamente dependiendo de lo que se quisiera contar.
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